Vivir en la ciudad, caminar, manejar, tomar el camión o el metro, son experiencias cotidianas difíciles, sobre todo en nuestras megalópolis contemporáneas, como la ciudad de México. Bajar a la calle es entrar a la masa enorme de ciudadanos, entrar al anonimato. Para mi, el anonimato es uno de los síntomas mas reveladores de la patología urbana. Cruzamos miles de gentes, todos los días, sin mirarles, sin saber nada de ellos. Nos volvemos un número, una silueta.

Por un momento se concentra un número impresionante de gentes hasta tocarse, creandose una promiscuidad y con la apertura de las puertas todo cambia, cada uno sigue su camino, sin casi nunca cruzarse de nuevo. El anonimatoy la indiferencia son fenómenos que sufro mucho, quise materializar los sentimientos contradictorios que siento en el cotidiano en la ciudad de México.